Mirar atrás nunca es un acto inocente, pero sólo estableciendo una relación dialéctica entre el pasado y el presente es posible hallar certezas de identidad. El concepto de herencia, de aquello que sobrevive pasando el testigo a aquel que espera su turno, es imprescindible para poder conocer las claves que operan en nuestro entorno y modelan nuestra concepción de realidad, presente y anhelos de futuro. Pero cuando ponemos a dialogar ambos contextos (temporales, locales, culturales…), el pasado y el presente, todo cambia y nada es ya reversible. Así pues, mirarse al espejo es ponerse a prueba en un combate donde todo es cuestionado, donde la historia y la tradición deben ser reinterpretadas para reconfigurar nuestra identidad, donde las cicatrices que permanecen en el presente han de salir a la luz.

Mirror es un proyecto de 42 imágenes (20+20+2) que trata de evidenciar la importancia de reconocerse a sí mismo y comprender la situación en la que nos encontramos a través de la reconciliación con la Historia y con las pequeñas “historias”. La figura del padre y del hijo se constituye como símbolo perfecto de este tipo de relaciones, de las cuales, por ejemplo, tanto se ha nutrido el psicoanálisis. Partiendo de un planteamiento autobiográfico, que sirve de ejemplificación, el espectador puede participar de él y hacerlo suyo propio. La mirada muda que el espejo nos devuelve nunca es la misma, del mismo modo que, revisitando nuestro pasado, habitamos un presente diferente.